EVITAR EL ESTRÉS EN LA VISITA A LA CLÍNICA VETERINARIA

04.03.2017

El traslado a la clínica y el uso del transportín

Es especialmente importante en el caso de los gatos. El transportín ideal es el de material rígido, con puerta frontal y superior y cuya mitad superior pueda desmontarse para que el gato pueda ser examinado en la consulta sin necesidad de salir. Si se viaja en coche, el transportín debe sujetarse con el cinturón de seguridad, para evitar riesgos.

El objetivo es conseguir que el animal asocie el transportín con experiencias positivas y se acostumbre a entrar en él voluntariamente:
 Ponerlo con la puerta abierta en un lugar de la casa donde el animal pase mucho tiempo para que se acostumbre a su presencia.
 Poner golosinas, juguetes, hierba gatera y algún tejido o manta que el animal ya conozca.
 Rociar con feromona facial felina (Feliway) para que le sea más familiar y estrese menos al entrar.
 Ir practicando en casa (cerrar el transportín un momento y volver a abrirlo sin dar tiempo a que el animal se estrese, pasear por la casa con el animal en el transportín, ponerle la comida durante unos días dentro ...) y también en el coche (primero sin arrancar, viajes muy cortos al principio y que no se asocien con el veterinario...)

Algunos gatos prefieren ver el exterior, pero la mayoría viajan más tranquilos si el transportín se cubre con una toalla o manta que les impida ver lo desconocido.

En la clínica
En la sala de espera, si llevamos a un gato, colocar el transportín en un lugar alto (no en el suelo) y tapado. Tratar que esté lo más alejado posible de otros animales que puedan acercarse al transportín y asustarlo. Si es un perro, mantenerlo a nuestro lado, evitando que contacte con otros animales o personas si no siente relajado.

Es útil que el animal no haya comido mucho antes de la visita y llevar con nosotros sus golosinas preferidas para poder ofrecérselas durante la espera, o incluso algún juguete que lo mantenga distraído. También se deberían evitar los ruidos fuertes, hablar en alto, hacer gestos muy elocuentes etc.
Antes de la exploración conviene que expliquemos al veterinario todo los que le pasa al animal y preguntemos todas las dudas, incluso es conveniente que lo tengamos apuntado para que no se nos olvide nada.

Durante la visita es importante seguir relajados y no manipular el animal de manera agresiva ni amenazante, ofreciéndoles comida o juego mientras lo exploramos.

Es muy útil que hayamos podido acostumbrar en casa al animal a manipulaciones que el veterinario deberá realizar en su examen clínico (revisar oídos, dientes, patas, levantar la cola, tocar su abdomen, etc). Cuando realizamos estas acciones premiaremos al animal, si éste reacciona bien, para que las vaya asociando a algo agradable. Es recomendable aprovechar la etapa de socialización (de las 3 a las 12 semanas), pero siempre se está a tiempo aunque ya sean adultos.

También es importante que las visitas al veterinario no acaben siempre en manipulaciones incómodas o pinchazos. Llevar tu mascota a pesar o simplemente a hacer una visita informal dará opción al veterinario y a sus auxiliares a vincularse positivamente con el animal, darle muestras de afecto, jugar con él, darle premios etc. Así el animal dejará de percibir al veterinario como la persona que le hace siempre dañol y pasará a ser la persona que "me trata bien aunque de vez en cuando me haga daño".

Todo esto es también aplicable a las visitas a la peluquería canina. Si empezamos desde que el animal es muy pequeño y tenemos paciencia y tranquilidad podemos hacer que estas experiencias no sean una "tortura" para la mascota y redunden en beneficio para el animal, el propietario y el personal de la clínica .